El sistema educativo
español está en crisis. Los índices de fracaso escolar son muy altos y los
niveles generales que se alcanzan no son especialmente altos si los comparamos
con el resto de los países europeos. Pero ¿qué falla en el sistema
educativo español?
Quiza la primera
causa sea que la escuela no es un espacio aislado de la
sociedad y refleja los problemas de su entorno. La sociedad española no se
distingue por los índices de lectura, ni por la participación de los ciudadanos
en movimientos asociativos críticos. Los horarios de trabajo españoles son
largos y en las ciudades los desplazamientos implican también mucho tiempo.
Apenas quedan horas que dedicar a los hijos y a acompañarlos en su aprendizaje.
Pero compensar un nivel
educativo deficiente con extraescolares agotadoras y deberes
interminables limita el tiempo que los niños necesitan para hacer lo más
importante para que puedan aprender y crecer sanos: jugar. Falta tiempo para
aprender juntos y para jugar juntos descubriendo el mundo que les rodea de
nuestra mano.
Por otro lado en otros
países se han adaptado los programas y pedagogía a nuevas corrientes
menos dirigistas. En España, a pesar presumirse una educación en la que cada
niño sea atendido de forma individual y conforme a sus intereses esto no
sucede. Se sigue muchas veces usando el sistema tradicional de enseñanza, con
exámenes, libros de texto y repetición memorística, sin poner en la mesa de
debate la posibilidad de otras alternativas. Hay poco espacio para la
creatividad y la individualidad. Se puntúan contenidos y objetivos fijos.
Seguimos empecinados en no introducir cambios y en no aceptar las diferentes
opciones educativas.
Nuestro sistema
de enseñanza es vertical. El maestro da clases magistrales o explica
los contenidos de un libro que muchas veces son bastante deficientes.
Generalmente cuanto “mejor” se sepa el niño lo que pone el libro mejor notá
sacará y los exámenes se preparan según los contenidos del libro de forma
bastante literal. Seguimos enseñando haciendo fichas, copiando los errores del
dictado, leyendo el libro de texto en voz alta y exigiendo que se sepan de
memoria las tablas de multiplicar.
Las sucesivas
leyes de Educación no han sabido dar solución a los problemas. Éstos
más bien han ido acrecentándose. Lamentablemente mientras el presupuesto que se
dedique a la Educación sea tan bajo es difícil que se puedan tener los recursos
necesarios para mejorar el modo de funcionamiento y el resultado.
Para lograr una
enseñanza activa e individualizada hace falta, lo primero de todo, presupuesto.
Presupuesto para atender a los niños con necesidades educativas especiales.
Presupuesto para mantener el personal en continuo perfeccionamiento.
Presupuesto para hacer que las ratio sean menores.
Soy bastante crítica
con el sistema educativo español y me remito a sus bajos
resultados y a los problemas serios que suceden en su seno, como son el fracaso
escolar y el acoso. Por último destacar la pasividad de ciertos docentes y su
escasa formación, ya que hay que estar en constante formación para poder
enseñar correctamente.
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