La película trata de una mujer, Vianne Rocher (Juliette Binoche) que se va trasladando de pueblo en pueblo junto a su hija Anouk (Victorie Thivisol), la única familia que tiene. Un día, con el viento del norte, llega a un pequeño pueblo, Lansquenet, en el que todos siguen la misma religión y tienen unas costumbres totalmente diferentes a las suyas, como por ejemplo, ir a la iglesia, algo que ella nunca hace. Su llegada coincide con la Cuaresma y su decisión de abrir una chocolatería en esa fecha no es del agrado del resto de habitantes del lugar. Ellos, desde hace cientos de años, tienen unas costumbres muy arraigadas y la llegada de estas dos mujeres alerta al alcalde (Alfred Molina). Éste, que no acepta que madre e hija tengan otras costumbres, hará todo lo posible para que se marchen. Las cosas empeoran cuando el alcalde consigue que todo el mundo se ponga en su contra, y Vianne empieza a sentirse rechazada. A pesar de todo, Vianne está decidida a quedarse con su hija, quien también comienza a ponerse en su contra por la forma de vivir que llevan, y junto a la única amistad de una anciana que está apunto de morir. Cuando parece ser que todo está perdido, llegan a Lansquenet un grupo de nómadas que tampoco son aceptados por el resto del pueblo. Vianne y uno de los nómadas se hacen buenos amigos, ya que él es capaz de entenderla y apoyarla. Las cosas van mejorando para ella, ya que con su gran corazón consigue ayudar a muchos, como por ejemplo, a una mujer que es maltratada por su marido, y ella ayuda a dejarlo, dándole hogar y un trabajo. También ayuda a su amiga la anciana, haciendo que se renconcilie con su nieto antes de morir. Cada día más personas van cayendo en la tentación del chocolate y dándose cuenta de que es una buena persona. Al final de la película Vianne es aceptada. Pero, al cambiar el viento, tiene que marcharse del pueblo, tal y como hace siempre, de modo que debe abandonarlo todo y alejarse con su hija. Sin embargo ya ha hecho lo que pretendía al llegar, pues ahora el pueblo tiene una nueva forma de ver las cosas y está lleno de alegría.
Tras visualizar la película "Chocolat" es una delicia de ver por su ambientación sabrosa y chocolatera, lo que unido a una historia de cuento de hadas de las de antaño, de esas entrañables historias de nuestros abuelos al calor de la lumbre, con una taza de chocolate caliente entre las manos, hacen de ella una gustosa forma de pasar el tiempo.
Entre líneas, "Chocolat" también habla de la intolerancia, del derribo de nuestros temores, del valor de la personalidad de cada uno, del linchamiento al reaccionarismo, de la oposición al "pensamiento único"
Entre líneas, "Chocolat" también habla de la intolerancia, del derribo de nuestros temores, del valor de la personalidad de cada uno, del linchamiento al reaccionarismo, de la oposición al "pensamiento único"
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